Carta del Padre Director Nº 13

San Maximiliano dijo que la diferencia entre un buen seglar católico y un sacerdote es la misma que entre el cielo y la tierra. Porque si de los laicos puede servirse Dios para transmitir sus gracias, especialmente las que preparan y disponen las almas para la Verdad y la Vida, solo el sacerdote puede dar y restaurar en ellas la gracia santificante, la Vida de Dios, la Luz eterna, el mismo Cristo.
¡Qué grande, entonces, debe de ser el deseo de la Santísima Virgen de que en todas partes estos dispensadores de gracias divinas, instrumentos de Cristo “por excelencia”, puedan multiplicarse! Porque es a través de ellos, sobre todo, que puede cumplir su misión de entregar a Jesús al mundo, santificar las almas y transformarlas en otros Cristos.

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