Carta del Padre Director Nº 18 — Descargar
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No debemos dormirnos, ¡y menos ahora!
Queridos Caballeros de la Inmaculada,
Los acontecimientos se están precipitando. El adversario parece lanzar por todos lados un ataque general. Quien no sabe a través de quién vendrá la victoria segura en estos tiempos, está perdido.
Carta del Padre Director Nº 17 — Descargar
El 16 de octubre de 2021 es de nuevo el aniversario de la fundación de la Milicia de la Inmaculada. En este día queremos renovar nuestra consagración a María como instrumentos en sus manos inmaculadas, no sólo para ganar la indulgencia plenaria, sino sobre todo para pedir a la Inmaculada que ensanche nuestros corazones y los llene de su propio celo por la salvación de las almas, sus hijos amados.
Queridos Caballeros de la Inmaculada,
Nuestro pequeño aniversario de 20 años de la Milicia de la Inmaculada de Observancia Tradicional va llegando a su fin. Al mirar hacia atrás en estos años debemos primero dar gracias a Dios por haber permitido que este pequeño ejército de Nuestra Señora se expandiera a 62 países en los 5 continentes.
¿Pachamama en lugar de María? – Un llamado a la expiación
Después del Sínodo del Amazonas, el Superior General de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X pidió oración y expiación: “El Sínodo reciente en la Amazonía fue el escenario de acontecimientos abominables en los que el horror de los ritos idólatras penetró en el santuario de Dios en un sin precedentes y de manera impensable”.
Me complace poder dirigirles algunas palabras nuevamente en el aniversario de la fundación de la M.I. Hoy, hace 102 años, San Maximiliano Kolbe fundó la M.I. porque quería confiar solo en la Inmaculada, que es la vencedora en todas las batallas espirituales entre Dios y el diablo que tuvieron lugar ante sus ojos. Desde la fundación de la Milicia de la Inmaculada, la lucha por las almas en la Iglesia y el mundo se ha intensificado.
San Maximiliano dijo que la diferencia entre un buen seglar católico y un sacerdote es la misma que entre el cielo y la tierra. Porque si de los laicos puede servirse Dios para transmitir sus gracias, especialmente las que preparan y disponen las almas para la Verdad y la Vida, solo el sacerdote puede dar y restaurar en ellas la gracia santificante, la Vida de Dios, la Luz eterna, el mismo Cristo.
¡Qué grande, entonces, debe de ser el deseo de la Santísima Virgen de que en todas partes estos dispensadores de gracias divinas, instrumentos de Cristo “por excelencia”, puedan multiplicarse! Porque es a través de ellos, sobre todo, que puede cumplir su misión de entregar a Jesús al mundo, santificar las almas y transformarlas en otros Cristos.